Lo sorprendente se vuelve cotidiano

sorprendente

Cancún de noche

Algunas veces lo sorprendente se vuelve cotidiano y a fuerza de repetirse lo extraordinario cae en lo habitual;La primera vez que vine a Cancún era ya un adulto por lo que sé que el impacto de circular por el boulevard Kukulkán por primera vez no fue aquel del niño que se asombra fácil, o quizás sí, no lo sé, recuerdo claramente no solo lo impresionante de atravesar la zona hotelera de noche y observar cientos de hoteles, cada uno más lindo que el otro, sino también la majestuosidad de todo lo que lo que rodea esta ciudad y en particular al corredor turístico ubicado en esta especie de Isla que tiene como centinelas 7 lagunas que forman el sistema Nichupté, una belleza natural solamente opacada por el impresionante color del mar caribe que, al otro lado del camino, acompaña esta franja donde la arquitectura se funde con lo natural y crea un paisaje único e irrepetible, no solo en México sino en el mundo.

Que lo cotidiano no empañe el paisaje

Para los Cancunenses esta impresionante belleza, la natural y la creada por el hombre, es muchas veces olvidada por la cotidianidad, transitar el Boulevard una y otra vez muchas veces nos lleva a perder la capacidad de asombro y olvidamos que, si al pasar por el puente calinda (Justo al lado de Oasis Palm) simplemente levantamos la cabeza en cualquier dirección, la belleza excepcional del paisaje cautiva incluso al más desanimado, por un lado el mar turquesa con sus muchos tonos de azul, que justamente aquí, en Cancún, tienen la intensidad que el resto del caribe mexicano envidia, o al otro lado la laguna, con sus manglares y su canal en el que todos caben, el que pesca, el que nada, el que pasea en su yate, el que simplemente contempla y da cuenta de la exótica e impresionante belleza de esta, nuestra ciudad.

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Oasis Palm

Es por eso que siempre que tengo la oportunidad, al pasar por calinda me gusta ver el mar, me gusta ver en un día claro isla mujeres al fondo, o el barco de Capitán Hook, replica de galeón español que contrasta con la modernidad de la arquitectura de los edificios de Oasis Palm, con ese rosa tan mexicano como su concepto y con un color y tranquilidad en su playa que invita a sentirse relajado y recordar que como dice la canción, que en el mar la vida es más sabrosa, y si el mar es el de Cancún, todavía más.

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Sorprendente belleza de Oasis Palm

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